Proyecto
Vivimos en una sociedad que desde niños nos empuja a competir en el juego, donde uno gana y los demás pierden. Esto genera en la adultez la ausencia del juego, fundamentalmente por temor al fracaso.
Pero... ¿y si hay otra manera de jugar?.
Creemos que existe un modo diferente de jugar, y por lo tanto de vivir. Que la práctica del juego cooperativo contribuye a fomentar el valor de la solidaridad, y a recuperar el placer por el juego.
Es posible, entonces, generar un espacio de reflexión donde valoremos el proceso del juego como un disfrute del momento, amén de su finalidad asociativa para la consecución de un fin determinado.
Se puede jugar a ganar o perder en equipo, se puede encontrar el desafío en el exterior, y no en el compañero de juego, y se pueden descubrir varias maneras de colaborar y ayudarnos, mediante la evaluación y el acuerdo. Está en cada uno de nosotros ejercer libremente el derecho de jugar.
Esta es una invitación abierta a quienes deseen recuperar o practicar el placer de jugar a compartir.